Cuando Steve Jobs dijo aquello de que los
tablets están destinados a ir reemplazando paulatinamente al ordenador personal como objeto de masas (de la misma forma que los coches desplazaron a los camiones), me pareció una tremenda exageración, pero la verdad que ahora, meses después de haberme hecho con un
iPad, empiezo a darme cuenta de que no sería extraño que el pronóstico se hiciera realidad. El ordenador seguirá teniendo sus tareas (por ejemplo, no imagino a nadie escribiendo una novela de 1000 páginas sobre la pantalla de un iPad), pero lo cierto es que ya apenas enciendo el ordenador para hacer las cosas que puedo hacer con el iPad (en general, navegar por internet -siempre que no tenga contenido en Flash-, responder al correo electrónico,
twittear, consultar Google Reader).
Y lo cierto es que hacer estas cosas en un iPad se me hace mucho más satisfactorio que hacerlo con el ordenador. Tanto es así que he comprado un sofá para mi habitación, y es realmente cómodo estar enredando con el iPad tirado tranquilamente.
Además, leer novelas o cómics en el ordenador nunca me había parecido demasiado cómodo, y en cambio hacerlo en el iPad es un vicio (sin negar que para la lectura de libros siempre será mejor la tinta electrónica, pero el iPad es un todoterreno que puede hacer mucho más, y que en el campo de los comics gana por goleada).
Hay un par de cosas que echo de menos, y que harán del iPad el dispositivo informático definitivo para mí: una aplicación de
Zattoo y que
MegaVideo recodifique sus vídeos en H.264.