La industria del videojuego actual dista mucho de la cultura bedroom coder en la que muchos nos criamos y que vemos con nostalgia. Cuando ejecutabas un juego de antaño, como en la época dorada del software español con el Spectrum, los juegos te daban la impresión de haber sido diseñados con toda la ilusión del mundo por gente que en sus casas pasaban muchas noches en vela para terminarlo. A pesar de que faltaban ciertos eslabones en su producción como el betatesting (se hacía patente con la poco elaborada curva de dificultad de la mayoría de títulos), estos juegos derrochaban magia por todas sus partes.
Hoy en día, los juegos salen adelante a base de inversiones de dinero millonarias y enormes campañas de marketing, y en algún punto de su desarrollo de difumina esta ilusión en favor de un sistema corporativista de desarrollo, de trabajar por el dinero.
Hace unas semanas, empecé a trabajar en una pequeña empresa que desarrolla juegos para móviles. Mi labor es desarrollar un juego para el iPhone que será anunciado con toda probabilidad el próximo septiembre (ya pondré más datos cuando pueda). Me he encontrado con un panorama que creía inexistente en la actualidad.
A pesar de que somos algo más de una docena de personas trabajando, se llevan a cabo diversos proyectos, realizados por dos o tres miembros, y en el estudio se derrocha ilusión por doquier. Los juegos que allí ven la luz se hacen con un mimo increíble, y todos demuestran estar dando lo mejor de sí mismos. El ambiente es increíble, y a pesar de que se trabaja sin presiones y con una gran libertad, todos metemos unas cuantas horas de más al día, porque adoramos lo que estamos haciendo.
Hace un par de días volví a casa después de haber estado trabajando en el sistema de proyecciones que utiliza el juego para colocar los objetos en pantalla. Tenía un problema con él que no había sido capaz de solucionar, y por la noche empecé a darle vueltas al asunto que me tenía obsesionado. Finalmente, salí de la cama y perdí un par de horas de sueño hasta que por fin conseguí que funcionase. Hoy mismo tenía que haber salido a las 3 de la tarde del trabajo, pero acabo de llegar a casa hace unos minutos. A todos nos tiene atrapados nuestro trabajo, y es que ponemos todo nuestro empeño en ver cómo va tomando forma nuestra criatura :)
En resumen, no podía haber cogido este trabajo con más ganas, y me espera una etapa repleta de pasión por el desarrollo de videojuegos.
2 comentarios:
Que lindo trabajar con tanta ilusion en algo!! Espero que la empresa sepa responder "como corresponde" llegado el momento :)
¡Jajaja! Yo también.
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